“Liderazgo de Servicio” Jornada de Formación Continua con catequistas

El pasado jueves se reunieron las catequistas de la Vicaría VI  en su última sesión de formación continua del curso. Fue un momento para recordar, renovar y acoger la vocación a ser catequista. En la memoria del las participantes el recuerdo de la persona o personas que fueron el origen de su servicio a la catequesis, reinaba con gesto y palabra agradecida.

Ser catequista es una vocación: ser catequista, esta es la vocación, no trabajar de catequista. Presten atención, no he dicho hacer de catequista, sino serlo, porque involucra la vida. Lleva al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio”. Papa Francisco

La felicidad de poder acompañar a niños y familias en el crecimiento humano y religioso se hacía presente en sus rostros, muchos de ellos envejecidos por la edad, pero frescos y vitales por la vivencia de fe. ¿Quien no recuerda la persona que le dijo “¿Te animas a ser catequista?”. Los miedos e inseguridades que aparecen tras esa pregunta… Pero sabemos que Dios no llama a los capaces sino que capacita a quienes llama. Para ser  buen catequista solo necesitas reconocer y aceptar que has sido llamado  por Dios a servir  y acompañar al mundo con ayuda de la Iglesia, de la manera en que Jesús vino a servir. Dios te nos ha dado justo los talentos y habilidades adecuados para hacer el bien. Cada día en nuestro recorrido como catequistas vamos descubriendo capacidades, recursos que no conociamos en nosotros hasta ese momento.

Son muchos los sinsabores y exigencias de la tarea pero sin duda, nos sentimos  privilegiadas de ser catequistas. De llevar a los pequeños la fe en Jesús,  de enseñarles a orar, a compartir su día a día con Dios, a reconocer lo que hacen bien, a vivir agradecidos, a pedir por otras personas que están sufriendo… En definitiva a abrir su corazón a una forma de entender la vida con sentido.

El encuentro de formación nos ayudó a profundizar en la experiencia de servicio, en concreto en la necesidad del liderazgo de servicio que rompe radicalmente con algunas imágenes que nos vienen al pensar en ese estilo de guiar sin escuchar, sin atender a las necesidades de los otros.  El liderazgo de servicio no es nuevo,  aunque pudiese parecer. Fue el propio Jesús de Nazaret quien nos mostró cómo hacerlo con su vida y mas simbólicamente en el gesto del Lavatorio de los píes (Juan 13:1– 17) que recordamos cada Jueves Santo. Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla alrededor de la cintura y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Después de eso, les preguntó si sabían qué estaba haciendo y luego les pidió que hicieran lo mismo por los demás. Jesús transformó a sus apóstoles en líderes de un modo que era libre y no forzado. Este modelo de liderazgo de servicio propicia la conversión de los corazones por medio del amor.

“El servicio pastoral, especialmente en la catequesis, requiere líderes que, por medio del carácter, la integridad y la fortaleza, guíen a niños y familias como el mismo Jesús guío a los apóstoles: un estilo de liderazgo arraigado en una relación personal y profunda con Dios, que nos llama, nos forma y nos envía. Las personas “líder de servicio” reconocen lo sagrado de cada persona, reafirman la imagen de Dios en esa persona y están dispuestos a anteponer las necesidades de los demás a las propias”