Hoy, día de inicio del curso, pedimos por los seminaristas y quienes los acompañan.
Hoy que el Seminario Diocesano de Bilbao inicia su curso queremos rezar por ellos y recordar la propuesta que el Papa Francisco hacía a los seminaristas :
oración, estudio, comunión y cercanía
Señor, Jesucristo,
Pastor bueno,
tú que conoces a todas tus ovejas y sabes
cómo llegar al corazón del hombre,
abre la mente y el corazón de los que buscan
y esperan una palabra de verdad para su vida;
hazles sentir que sólo en ti
pueden encontrar plena luz;
da valor a los que saben dónde encontrar la verdad,
pero temen que tu llamada sea demasiado exigente;
sacude el alma de los que quieran seguirte
en el ministerio sacerdotal,
pero no saben vencer las dudas y los miedos,
y acaban por escuchar otras voces.
Tú que eres la Palabra que ilumina
y sostiene los corazones,
suscita en aquellos a quienes llamas
valor para dar la respuesta de amor:
“¡Heme aquí, envíame!”
Fuente: https://www.vaticannews.va
El Papa a los seminaristas: oración, estudio, comunión y cercanía
Para prepararse a esta misión, el Papa les habla del lugar de crecimiento y de formación, el seminario, indicando tres aspectos que lo identifican: casa de oración, casa de estudio y casa de formación.
La fe cultivada corazón a corazón con Jesús
“Ustedes están llamados a ser evangelizadores en vuestra región, marcada también ella por la descristianización”: dice Francisco, evidenciando que quienes están más expuestos “al viento frío de la incertidumbre y de la indiferencia religiosa, necesitan encontrar en la persona del sacerdote aquella fe robusta que es como una antorcha en la noche y como una roca a la cual agarrarse. Esta fe – asegura – se cultiva sobre todo en la relación personal, corazón a corazón, con la persona de Jesucristo”.
En el seminario ‘casa de oración’, añade Francisco, el Señor convoca a los suyos a un lugar apartado para vivir una experiencia fuerte de encuentro y de escucha” a través de la cual los quiere preparar a convertirse en “educadores del Pueblo de Dios en la fe”. Y para ello es necesario – afirma – empeñarse en la formación espiritual, aprender a “estar con Él” como así también es esencial “el encuentro con Jesús en el rostro de los pobres”.
El estudio para una misión común
El segundo aspecto que caracteriza al seminario es el estudio, que es “parte integrante de un itinerario que apunta a la educación de una fe viva y consciente, llamada a transformarse en la fe del pastor” y que “no es sólo instrumento privilegiado para el conocimiento sapiencial y científico” sino que es también un “instrumento de un saber compartido”:
Francisco recuerda que – sin descuidar las inclinaciones y los talentos personales, sino al contrario, valorizándolos – en el seminario “se estudia para una misión común” que da “un ‘sabor’ muy especial al aprendizaje de la Sagrada Escritura, de la teología, de la historia, del derecho y de todas las disciplinas”. Se confrontan diferentes sensibilidades personales en el horizonte común de la llamada y la misión, un solo horizonte eclesial desprovisto de autorreferencialidad.
La caridad de la mano de la fraternidad
La tercera dimensión del seminario es la de ser una “casa de comunión” y tiene también un carácter “transversal”, porque “parte de la apertura a los demás”, pero toma la forma de “comunión presbiteral en torno a la guía del Obispo”:
“Una fraternidad – explica el Papa – cada vez más impregnada de la forma apostólica y enriquecida por las características propias de la diocesanidad, es decir, por las características particulares del pueblo de Dios y de los santos, especialmente de los santos sacerdotes, de una Iglesia particular”.
En este contexto, concluye el Papa, el seminario se califica como un “camino que educa a la confrontación constante con Cristo” y a considerar la pertenencia al “único presbiterio como dimensión previa de actuar pastoral y testimonio de comunión, indispensables para servir al misterio de la Iglesia y su misión en el mundo”.
Papa Francisco. Diciembre 2019