TESTIMONIO- “Cuando te dejas atrapar por Dios…”
“Cuando te dejas atrapar por Dios, se vuelve tú centro en todos los ámbitos de tu vida”
Para los que no me conocen, una breve presentación primero:
Me llamo Bruno. Pertenezco a la Acción Catolica General (Eko-ACG) en un grupo de referencia del sector Adultos. Actualmente soy el Responsable del sector Infancia de la asociación en la diócesis de Bilbao.
Estoy casado con Mercedes, también miembro de Eko-ACG y en el mismo grupo de vida.
Tenemos dos hijas y desde pequeñas nos han visto participar en el grupo, nos las hemos llevado de un lado a otro a las asambleas, encuentros, no solamente de Eko-ACG sino también diocesanos, de parroquia… les hemos animado a seguir de la misma manera que a nosotros nos ha servido: en grupo de referencia en su parroquia y perteneciendo a un movimiento o asociación.
En nuestra parroquia, despues de la primera comunión no se ofrecía nada y me decidi a poner en marcha grupos de post-comunión siguiendo el itinerario de la ACG. Con otros padres animados nos pusimos en marcha en 2013. Nuestras hijas están ambas en grupos, la mayor ahora en un grupo del sector Joven despues de la etapa de post-comunión. La menor esta en post-comunión o grupo del sector Infancia de EKO-ACG.
- Echa una mirada atrás: la historia de tu vida, antes de encontrarte con Jesús, como llegaste a él, a través de quién, que ocurrió, que pasó tras encontrarte con él …
Si miro hacia atrás, el primer recuerdo que tengo es el de ir con mi abuelo a misa los domingos a la parroquia de San José Obrero de Romo, cuando venía de vacaciones a Getxo a ver la familia materna.
Mi madre que es la que me fue guiando en el camino de la Fe, sin obligar ni forzar nunca.
Tengo que explicar que mis padres viajaron mucho durante toda mi infancia, de hecho me bautizaron en Republica Centroafricana (donde nací), e hice la primera comunión en Colombia. Cuando volvimos definitivamente de Latinoamerica, nos instalamos en Francia donde estuve viviendo desde los 11 hasta los 20 años. Cuando mi abuela materna se quedó viuda, venía a pasar temporadas a Francia y creo que alguna vez le llevaría a misa a la parroquia del barrio.
A partir de ahí algo ocurrió que no se explica si no es por la acción de Dios: seguí yendo habitualmente a la eucaristía. Ya os digo no sé lo que me empujo, iba yo solo. Recuerdo el cura joven que estaba y me acuerdo de hablar con él, pero no recuerdo participar en nada más que en la Eucaristía.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 20 años, y mi hermana, mi madre y yo vinimos a vivir a Romo con mi abuela. En la parroquia de San Jose obrero mi madre se animó a ser catequista y a participar en el grupo de Biblia. Fue ella la que me dio el empujón de nuevo, animándome a entrar en un grupo de confirmación. En aquel momento la comunidad Adsis estaba llevando la pastoral juvenil, y por edad me propusieron entrar en el grupo que se confirmaba a final de curso. Recuerdo la pregunta que me hizo el monitor en la entrevista: “¿Estás dispuesto a poner la carne en el asador y participar a tope en lo que que propongamos?” Dije que si y así fue. Además de a las reuniones, empece a ir a la misa de jóvenes que había los viernes en la capilla, me apunté al campo de trabajo que tenía Adsis los sábados por la mañana con niños y niñas gitanos. También tuve mis primeras experiencias de oración personal. Me acuerdo sobre todo de un retiro, mi primer retiro. Fué todo un descubrimiento y lo tengo grabado en mi mente: recuerdo un momento concreto en la campa de la casa de Orozco, en plena naturaleza hablando con Jesús. Fue una experiencia intensa que definió las bases de cómo quería seguir a Jesús. Acabó el curso, me confirmé y algunos decidimos continuar en grupo acompañados por Gabi (el cura joven de Adsis). La mayoría no nos veíamos en la comunidad de Adsis, y acababa de fundarse Geideak Movimiento diocesano de Juventud, por lo que nos propusieron entrar. Primero fue Geideak, luego la fusión con el Movimiento de Jóvenes de Acción católica, el paso a adultos primero en Helduak y posteriormente la unión a la Acción Católica General. He seguido desde entonces en un grupo de referencia vinculado a la Acción Catolica, nunca solo. Evidentemente con sus altibajos, según el moemento vital. También he seguido con el compromiso. Compromiso mayoritariamente como monitor, acompañante de grupos.
No me imagino de otra forma seguir a Jésus, es lo que a mí me ha servido y lo que veo que sirve a otros a mi alrededor para continuar.
- ¿Qué has aprendido acerca de Jesús? ¿Quién es hoy para ti? ¿Qué te ofrece? ¿Qué te llama a hacer?
He aprendido que Jesús está siempre cerca de mí, que me anima a ser cada día un poco mejor, me cuestiona en la oración, en la eucaristía, a través de mi grupo, de personas que cruza en mi camino. Me ha ido moldeando poco a poco con libertad y ha hecho de mí lo que soy ahora. Seguramente sería una persona diferente si no le hubiera tenido en mi vida. Probablemente sería una buena persona, si, pero tener a Jesús en tu vida te cuestiona: te anima a crecer como creyente, a ser algo más, a comprometerte. Te fijas en cosas en las que probablemente ni repararías de otra manera. El Proyecto de vida, revisión de vida, la oración, la Eucaristía y el contraste fraterno en el grupo de referencia, ponen a Jesús en el centro de mi vida. No me imagino mi vida de otra manera. Todo eso me aporta alegría al final. Por eso creo que siempre me he sentido llamado a acompañar grupos, de jóvenes, niños… tengo la necesidad de transmitir lo maravilloso que es tener a Jesús en mi vida y de compartirla con otros.
- ¿Hay algún texto bíblico que te resuene y te llegue especialmente en tu experiencia de vida con Jesús?
Son dos lecturas las que mas resuenan y me llegan especialmente.
- Una de ellas es la de los discípulos de Emaus Lc 24, 13-35.
“Mientras estaban conversando y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo les impedía que sus ojos le reconociesen”
A veces cuesta reconocer a Jesús en el día a día, inmersos en la rutina del trabajo, la familia, en ese ritmo desenfrenado que vivimos.
“les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a El”.
¿Dónde le conocemos? En la Palabra, y por tanto, cuando hacemos en el grupo una Revisión de Vida, el Proyecto Personal, lectura Creyente, formación, oración. Cuando hacemos oración personal, en la Eucaristía, en un Retiro… son tantas oportunidades en las que Jesús sale a nuestro encuentro… Nos impulsa, nos toca el corazón, nos anima a seguirle, a cambiar y crecer cada día un poco más como seguidores suyos.
“Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y le reconocieron… ¿No nos ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”.
- La segunda lectura es la de la semilla que cae en la tierra, Parábola del sembrador Mt 13, 4-9.
Precisamente en aquel primer retiro, fue en el que preparamos una oración con esta lectura, y cada uno nos fuimos a casa con una semilla de recuerdo.
“otras cayeron en tierra buena y dieron fruto”.
Mi fe cayo en tierra buena y se convirtió en seguir a Jesús en grupo, compartiendo con otros en la Acción Catolica, acompañado por la comunidad de Romo antes, ahora por la de Astrabudua. Son el sol, el agua y los nutrientes que han permitido que crezca como creyente, poco a poco
“unas cien, otras sesenta, otras treinta”.
Al ritmo de cada uno. Porque Jesús no quiere super héroes, solo que demos fruto.