GaixoarenPazkoa Pascua del Enfermo

Un servicio disponible durante 24 horas en los hospitales

Servicios de Atención Religiosa y Espiritual

En la revista Alkarren Barri – Mayo 2021

En el HOSPITAL DE BASURTO

En este tiempo de pandemia, en el que la salud y la falta de ella está ocupando la mayor parte de nuestra atención, se acerca una fecha importante en el calendario anual de Pastoral de la Salud. Un ámbito de la Diócesis de Bilbao, que sigue tendiendo la mano y acompañando a las personas enfermas y a sus familiares, a pie de cama, con permiso del virus. En Basurto el equipo del SARE (Servicio de Atención Religiosa y Espiritual) está formado por cuatro miembros: Begotxu Bilbao (religiosa del Sagrado Corazón), Ana Pérez-Pons (laica con encomienda de la diócesis), Leena Jacob (religiosa Sierva de Jesús), y Juan Mª Lechosa (sacerdote diocesano) y nos cuentan cómo están afrontando este momento en el que la presión hospitalaria va en aumento.

¿Cuál ha sido vuestra trayectoria para llegar a formar parte de éste Equipo de Pastoral de la Salud?

Begotxu: Mi mundo era el de la educación y acompañamiento espiritual. La experiencia de acompañar a mi padre en su enfermedad me hizo descubrir que eso era lo que quería hacer. Buscaba un mundo de más silencio, contemplaciónyescucha.

Leena: Yo ya venía de este mundo de la sanidad. La Institución (Siervas de Jesús) me envió aquí. He vivido en EEUU (Chicago) y allí este acompañamiento espiritual es una de las ramas importantes en la sanidad. Aquí es muy diferente; casi somos permitidos y gracias.

Ana: He pasado por varias encomiendas en la diócesis, y cuando hace 6 años terminé mi servicio en juventud me ofrecieron Pastoral de la Salud y acepté. El tema de la enfermedad ha estado presente en mi familia con cierta frecuencia y en ocasiones recurrí a los compañeros de Pastoral de la Salud para orientarme. Así que, de alguna forma me era conocido.

Juan Mª: Siempre he estado como cura en parroquias de barrio, promoviendo mediaciones seculares que intentaran transformar la sociedad, mejorarla. Cuando llegué a la edad de jubilación manifesté mi disponibilidad y me pidieron venir aquí. Trato de acompañar y escuchar. Sobre todo, en ese momento de la muerte y de las grandes preguntas que todos nos hacemos. Confieso que afrontar ese momento siempre me ha creado tensión. Pero aquí he estado, en este equipo y muy agusto, hasta que lapandemia me ha apartado porque, por la edad, soy persona de riesgo. Aún así, mantenemos el contacto y ocasionalmente nos seguimos viendo y reuniendo. Al haber estado cuarenta y tantos años en parroquias de Bilbao, al venir aquí te encuentras con mucha gente conocida de esas parroquias, y eso facilita muchísimo el acercamiento, porque ya te conocen. Pero lo que siempre he valorado mucho es el equipo, donde tenemos mucha relación, intercambiamos experiencias, nos apoyamos.

Con ocasión de la Pascua del Enfermo se han elaborado unos materiales entre los equipos de todos los hospitales, ¿qué parte habéispreparado vosotros?

Una Revisión de Vida en clave del Ver, Juzgar y Actuar a partir de un testimonio de principios de la pandemia. Es un material que pretende hacernos reflexionar y preguntarnos cómo llevarnos en los equipos el no poder hacernospresentes, el tema de la soledad, de la cercanía, la gratuidad. Son aspectos que se viven en la Pastoral de la Salud, y se reflexiona sobre cómo se viven ahora. Y ello en clave de frases del evangelio y también del Papa Francisco. Qué llamadas nos hace Dios en este momento de dificultades, pero también de oportunidades. Y en el Actuar planteamos propuestas concretas que se puedan llevar a cabo. Es un material preferentemente para los Equipos, pero también hay para las familias con niños, juegos, videos…, para catequesis, chavales…También hay una celebración para la Unción en las parroquias… Es un material amplio, y muy diverso. Todo ello estará disponible próximamente en la página web diocesana.

¿Cuál es vuestro día a día?

Nuestro día a día es la NO RUTINA. Siempre hay sorpresas, novedades, urgencias, retomar contactos, atender los avisos del turno anterior, mucho trabajo en cadena. Y al ser un equipo tan variado, el enfermo puede elegir con quien vincularse más. Y después los contactos que van surgiendo, gente conocida que te encuentras, familiares que te reconocen por los jardines… Los Grupos de Pastoral de la Salud también nos pasan avisos de personas que han acompañado y que ahora están ingresadas. Es una oportunidad de ponernos al servicio del enfermo y sus familias.

Lo primero que hacemos al llegar es atender los posibles avisos de la noche anterior. Al tener un registro de las visitas que realizamos, podemos hacer un seguimiento, quién quiere comulgar, a quién se le ha administrado la unción, o visitas rutinarias. Basurto es un hospital amable por la propia distribución en pabellones y con jardines. Y esto nos facilita distribuirnos el trabajo cuando coincidimos dos o más del equipo. A la mañana siempre hay más de uno del equipo. Y en el bolsillo siempre el móvil, siempre localizable.

Los médicos en esto están bastante concienciados, y cuando el enfermo está muy mal nos llama delante de la familia para que nos hagamos presentes con una oración. Hay situaciones, como cuando el paciente va a fallecer y ha donado los órganos, el médico nos llama para que oremos junto a la familia opodamos decir la última palabra.Es el punto final, pero abierto a una esperanza.

Pero si es verdad que algunos por desconocimiento, o bien porque no consideran que esto entra dentro de una salud integral, no comunican los avisos. Pero son los menos. Y también es verdad que con motivo de la COVID tenemos ahora un protocolo mucho más estricto. Lo que no podemos hacer ahora, por ejemplo, es celebrar la eucaristía;antes lo hacíamos tres días a la semana en la capilla, y ahora no lo podemos hacer. Y una vez al añocelebrábamos una eucaristía por todos los enfermos que habíamos acompañado, y la capilla resultaba insuficiente de tanta gente que acudía.

Pero sí es verdad que, aun siendo los menos, si percibes en algunos jóvenes, que como no han vivido la dimensión religiosa en su vida, tampoco entienden qué podemos hacer aquí. Y con ello se pierde también la relación humana. Pero lo dicho, son los menos…

En cuanto a los familiares hay muchas veces dos momentos. Al inicio dela relación con el enfermo o en el momento de la Unción de los enfermos, te pueden mirar con mala cara -¿pero qué hacen estos aquí?-, pero cuando nos han oído, lo que decimos ypedimos, las palabras, también la educación y respeto con que lo hacemos, cambian de opinión: “¡Esto no es lo que me imaginaba”! Muchas veces, las más, es el desconocimiento lo que les hace ponerse a la defensiva.

Por todo lo que estáis contando, está claro que no os sobra tiempo. ¿Podéis ilustrarlo con algunas cifras?

Pues en 2019 acompañamos a unas 2.000 enfermos, realizamos más de 5.600 visitas, se hicieron 234 Unciones de Enfermos, 2 bautizos, 2.000 comuniones, acompañamiento familiar: más de 600… Realmente las personas enfermas valoran lo que hacemos.

Desde fuera parece que puede ser el nuestro un trabajo más silencioso, pausado, descansado y sin embargo no es así… No se trata sólo de cansancio físico sino de fatiga emocional, es un cansancio porque has acogido, por enfatizar con el enfermo, y todo eso lo vas acumulando dentro.

¿Qué pediríais para mejorar vuestro servicio?

Lo primero que nos dejen abrir la capilla. Antes estaba abierta de 9 a 9, y eran muchas las personas que entraban a rezar, a meditar, a hacer silencio, y no sólo familiares, sino también personal del Hospital… Mejor información, que todo el personal sanitario, y también que los enfermos y familiares cuando ingresan sean informados de la existencia de este servicio. Y, por último, integrar en los estudios sanitarios el aspecto espiritual como parte de la salud integral. En otra época, la atención espiritual era una atención sacramental, y eso ya no sólo es así, pero ha dejado una huella. Todavía, muchas veces oyes eso de “que venga el cura”, y claro cuando te ven entrar a ti muchas veces tienes que explicar lo que hacemos en equipo. Pero también es verdad, que la gente va cambiando de mentalidad.

¿Algo más?

Agradecer al equipo de curas, fundamentalmente jóvenes, que están en sus parroquias, pero acuden al hospital en cuanto se les llama, y ¡lo están haciendo muy bien! Y reconocer que este espacio de la salud es un lugar privilegiado para nosotros, para la comunidad, y para la Iglesia.

José Ignacio Iturmendi