MES DE MAYO. ¿MES DE LAS PRIMERAS COMUNIONES?
En nuestro entorno, forma parte de nuestras tradiciones, la celebración de las Primeras Comuniones durante el mes de mayo o fechas próximas.
En esta época del año los días se alargan, las temperaturas se suavizan, los árboles pierden la desnudez del invierno y se llenan de hojas, los pájaros rompen el silencio de las mañanas, las flores llenan de color los campos y en este marco, las rutinas dominicales se interrumpen para celebrar las Primeras Comuniones
En una sociedad cada vez más alejada de las prácticas religiosas son todavía muchos los niños y las niñas que guiados por sus padres, se preparan a lo largo de unos años en nuestras parroquias,en la catequesis,para recibir su Primera Comunión. Padres, madres, sacerdotes, diáconos, y catequistas se afanan para preparar a los niños y niñas para ese día.
En general, el recuerdo de un día excepcional, en nuestra vida nos empuja a perpetuar esta tradición.
Es un día donde los niños y niñas son el centro de atención en el mundo de los adultos, son los protagonistas de la fiesta.Reciben, besos, abrazos, regalos, pero como telón de fondo sienten a Jesús, amigo fiel y misericordioso.
Y luego ¿qué pasa en la actualidad?
Es probable que las parábolas que leyeron durante la catequesis, sean las últimas parábolas que oigan, las oraciones se olviden y tal vez queden como vestigio de su paso por la catequesis las canciones que aprendieron y las obras de teatro que representaron. Muchos no volverán a la Iglesia hasta otras comuniones que asistan de invitados, alguna boda, algún funeral y así su primera comunión puede convertirse en la última.
¿Merece la pena tanta preparación para tan escaso recorrido?
Sin lugar a dudas, si merece la pena, habrán vivido el compartir, respetar, amar… Ello culminará con un día de reunión, de compartir, disfrutar y agradecer
Sus vivencias en la catequesis pueden continuar, quedar silentes, aletargadas por un tiempo. Pero les hemos dado una visión optimista de la vida, basada en la fe, esperanza y caridad, ayudándoles a andar con cordura entre el éxito y el fracaso, la salud y la enfermedad, la felicidad y la tristeza,que se encontrarán en su camino
No podemos cerrar la puerta a la esperanza que estos niños y niñas lleven las antorchas de la religión a otras cimas diferentes y más auténticas.
Isabel Echevarria
Catequista de Loiu