JUEVES SANTO- ASTE SANTUA 2022
Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios!
Papa Francisco
TRIDUO PASCUAL
Jueves Santo de la Cena del Señor…
Jn 13, 1-15
Jesús le replicó: “Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo , no tienes nada que ver conmigo». Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».
Palabra del Señor.
Reflexión
Cenar con los amigos,
abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios, e invitar a todos a hacer lo mismo.Visitar a los enfermos, cuidar a ancianos y niños,
dar de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos;
acoger a emigrantes y perdidos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.Enseñar al que no sabe,
dar buen consejo al que lo necesita,
corregir al que se equivoca.
Consolar al triste,
tener paciencia con las flaquezas del prójimo.
Pedir a Dios por amigos y enemigos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.Trabajar por la justicia,
desvivirse en proyectos solidarios,
superar las limosnas.
Amar hasta el extremo,
e invitar a todos a hacer lo mismo.Ofrecer un vaso de agua,
brindar una palabra de consuelo,
abrazar con todas nuestras fuerzas,
denunciar leyes injustas,
salir de mi casa y círculo.
Construir una ciudad para todos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.Un gesto solo, uno solo, desborda tu amor,
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar,
todos quedamos limpios,
como niños recién bañados,
para descansar en su regazo,
¡Lávame, Señor! ¡Lávanos, Señor!
Cfr. Ulibarri, FI.
Mi pequeño compromiso
Señor, con el pan y el vino y una cena de amigos nos recuerdas que estás cerca de nosotros, en lo cotidiano. Que sepa verte y encontrarme contigo en el quehacer de cada día.
Oración
Cristo Jesús: gracias, por tu amor hasta el extremo y por el mandamiento nuevo del amor fraterno como tú nos amas; gracias, por el sacramento de la Eucaristía, que te hace realmente presente, vivo y vivificante, en mi vida, como esta noche meditaré ante el “Monumento”. Y, especialmente en este día del Año Sacerdotal, gracias por el sacramento del sacerdocio ministerial, al que llamas a quienes tú eliges. ¡Santifícalos en la verdad y en la fidelidad!