Escuchar: una necesidad y un servicio
Escuchar: una necesidad y un servicio – Gabriel Mª Otalora
Si reflexionamos sobre las necesidades básicas del ser humano, rápidamente nos viene a la mente la necesidad de alimento, vestido, salud, trabajo… Pero enseguida añadiríamos la necesidad relacional como seres sociales que somos. No hay más que ver el impacto emocional que la pandemia está causando en las relaciones humanas; en cuanto la crisis aprieta, el problema de la soledad se agudiza y aumenta la necesidad de ser escuchados, de que nos presten atención sincera. Quien no se siente escuchado se siente solo, aunque esté en compañía. Su fuero íntimo sufre el mordisco de la soledad interior y la angustia de no encontrar quien le escuche desde el corazón.
Esta carencia de verdadera escucha incrementa el sufrimiento por la conexión psicosomática que las emociones tienen con la salud integral de la persona, sobre todo cuando existen dificultades en las relaciones personales, la muerte de un ser querido, una separación o cualquier dolor que necesita fluir hacia fuera. La necesidad de verbalizar forma parte de un derecho humano que no siempre se entiende con la sensibilidad necesaria, incluso cuando la demanda se incrementa, lo cual nos señala la oportunidad de reforzar la difusión de la Red de Escucha Bai esan! existente en Bizkaia, para quienes la necesiten, da igual la sensibilidad religiosa o cualquier otra que tengan las personas que soliciten ser escuchadas. Lo único importante es su necesidad.
Los expertos han constatado que hablar y escuchar forma parte del proceso de sanar, de sentir alivio y de ver con mayor claridad la realidad. La autentica escucha es un acto de amor que cura y ayuda a superar las dificultades mientras humaniza al que habla… y al que escucha. Por tanto, resulta un reto estimulante difundir este servicio contando con la capilaridad de las Cáritas parroquiales para visualizar mejor este servicio que cuenta, en la actualidad, con puntos de escucha en la Margen Izquierda, Uribe-Kosta, Bilbao y el Duranguesado.
En definitiva, escuchar al otro es una actividad que los cristianos debemos practicar como parte fundamental de nuestra evangelización. Es una forma de salir al encuentro samaritano demostrando interés por lo que el otro vive, siente y necesita. Como afirma el sanador José Carlos Bermejo, la palabra tiene un gran poder, pero nace de una verdadera escucha al Otro, a partir de que confiamos en sus posibilidades de mejora y crecimiento, aunque su conducta haya sido reprobable. Como lo haría Jesús. Bermejo cree tanto en el poder de la escucha que la equipara nada menos que al invento del fuego y la rueda en cuanto que de transformador tienen de cambiar el mundo por los beneficios sanadores que comporta escuchar activamente a quien lo necesita. Pero esto solo se descubre haciendo propia experiencia de cada escucha.
Esto es algo que libera de la soledad emocional cuando la persona no es capaz de compartir lo que atenaza su corazón impidiendo la paz del alma. Pero debe ser una escucha sin condiciones que acoja a la persona con humildad y verdadero interés como si fuera la única, haciendo de la experiencia una ocasión privilegiada de ejercitar la solidaridad al estilo del Evangelio.